Desde 2019, el Gobierno de Nayib Bukele ha implementado una serie de acciones destinadas a reducir los índices de violencia y delincuencia generados por las pandillas en El Salvador. Estas medidas incluyen patrullajes a nivel nacional, monitoreo mediante sistemas de videovigilancia, presencia en el transporte público y el uso de drones, lo que ha fortalecido la seguridad en todo el país.
Gracias a estas estrategias, El Salvador ha logrado pasar de ser uno de los países más violentos del mundo a convertirse en el más seguro de la región, con una tasa de homicidios de 2.4 por cada 100,000 habitantes al cierre de 2023. Comparativamente, otros países de América Latina presentan tasas más altas, como Bolivia con 3.9, Argentina con 4.3, y Estados Unidos con 6.3.
Este éxito ha sido atribuido a la efectividad de estrategias de seguridad como el Plan Control Territorial y el régimen de excepción, los cuales han permitido un combate directo y eficiente contra las pandillas. Entre las acciones más destacadas figuran los patrullajes preventivos de policías y soldados en diversas áreas, tanto urbanas como rurales. Estos operativos incluyen la revisión de zonas boscosas, registros de sospechosos, y controles en puntos vehiculares, aéreos y marítimos.
La presencia constante de las autoridades en todo el territorio ha facilitado la localización de pandilleros, la desarticulación de campamentos y la contención de actividades delictivas en varias zonas del país, lo que ha contribuido a la notable reducción de la criminalidad.